Las nuevas tecnologías como las imágenes de satélite y la teledetección ayudan a gestionar más efectivamente cultivos de cereal extensivos, como es el maíz. Con el índice NDVI, podemos estimar fases de crecimiento y desarrollo vegetativo del cultivo.
Que el maíz es uno de los principales cultivos a nivel mundial no es sorprendente para nadie. Actualmente, y según datos del United States Department of Agriculture, el 32% del maíz cultivado a nivel mundial procede de su estado, seguido de China (22%), Brasil (10%), la Unión Europea (5,79%) y Argentina (4,35%).
En 2021 y según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y de FAO (Food and Agriculture Organization), con una superficie cultivada de 350.000 hectáreas y una producción de 4,6 millones de toneladas de grano, España se sitúa en el puesto número 28 de países productores, ocupando el 6º puesto entre los países de la UE-27, confirmando así la importancia de la producción española en el ecosistema alimentario global.
La importancia de la producción de cereal a nivel nacional, así como la necesidad de aumentar la producción de alimentos para sustentar el crecimiento de población (producir más con menos), hace de la tecnología un gran aliado para asistir al productor y agricultor, responsable último de las cifras agregadas de toneladas disponibles de alimento para consumo humano y animal. Y entre las tecnologías incipientes, se encuentran la teledetección y sus índices vegetativos, capaces de capturar datos críticos de crecimiento y evolución del cultivo, con una periodicidad de entre 1 a 5 días.
NDVI y maíz
El índice vegetativo NDVI, al cual dedicamos un artículo completo en el Blog de Graniot, nos indica en un parámetro del -1 al 1, el nivel de vegetación en un punto determinado. Este índice y todos los demás se pueden conseguir con tecnología que incorpore sensores o cámaras multiespectrales, como puede ser el Greenseeker, los drones o los satélites de última generación, como la constelación Copernicus y sus Sentinel, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
En el caso de las imágenes satelitales, en los últimos años se han desarrollado distintos índices vegetativos que nos ayudan a llevar a cabo un efectivo seguimiento en remoto del nivel de biomasa y vegetación de la parcela, su humedad superficial y clorofila en planta. Y, en concreto para el cultivo del maíz, el NDVI se presenta como una herramienta fácil de usar, comprender y de alto impacto.
Existen distintos casos de uso y beneficios en los que el índice NDVI mejora la gestión de nuestras parcelas de maíz, los cuales son ideales para comenzar a practicar agricultura de precisión, incorporando tecnología a nuestros procesos de trabajo y virando hacia una agricultura más sostenible.
Casos de uso de NDVI en cultivo de maíz
· Seguimiento evolución del cultivo. Gracias a la cadencia de las imágenes de satélite podemos visualizar fácilmente y con un mínimo de 5 días el crecimiento y secado del cultivo de maíz. Por ello, podemos estimar los estados fenológicos en los que se encuentran cada una de nuestras parcelas. En la plataforma web de Graniot, en la sección de Gráficos, podemos comprobar la evolución del nivel de vigor del cultivo, asociando los incrementos y decrementos a la germinación, floración y maduración.
· Comparación interanual del cultivo. Sirviéndonos de la gráfica disponible en la aplicación web, podemos sencillamente comparar la evolución y crecimiento del cultivo con años anteriores. Actualmente, Graniot posee datos disponibles de las últimas 6 campañas, llegando hasta Enero de 2017.
· Preparación campaña y mapa de prescripción semilla. Gracias a los datos disponibles y acumulados en la plataforma, el agricultor e ingeniero agrónomo puede valorar las zonas con mayor y menor rendimiento productivo de la parcela, y preparar una dosificación variable de semilla con maquinaria habilitada para ello (tecnología ISOBUS). Es uno de los casos de uso más efectivos, ya que con un buen estudio y recomendación, el agricultor puede ahorrar aproximadamente 20€/ha. con herramientas de dosificación variable.
· Dosificación variable de abono y fertilizantes. Así como la semilla puede distribuirse teniendo en cuenta los rendimientos pasados de la parcela, también es posible realizarlo con productos fitosanitarios. Explorando mapas vegetativos de fases iniciales del cultivo, podemos reducir el coste en fitosanitarios y comenzar a aplicar agricultura de precisión, reduciendo y ajustando la cantidad a utilizar por hectárea, llevando a cabo una agricultura más sostenible ya demandada por Europa y su futura imposición de reducción de uso de fertilizantes en un 50% en 2030.
· Estimación de punto de cosecha. En la mayoría de los casos, el índice NDVI es muy útil para saber si nuestra parcela está lista para cosechar. Cuando se cumple la fecha de referencia, valores de entre 0,3-0,4 denotan que el cultivo está lo suficientemente seco como para cosechar. Con esto, podemos mejorar nuestra logística de maquinaria agrícola, e ir a cosechar las parcelas que realmente lo necesitan, mientras dejamos madurar unos días aquellas que todavía necesitan más tiempo.
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